Seguimos citando el libro de García Fitz:
"La formación del combate del ejército Cruzado:
Uno de los tópicos más arraigados en la historiografía sobre la guerra medieval es el que afirma la absoluta supremacía de la caballería pesada en el campo de batalla. La caballería acorazada feudal, se viene a afirmar, constituiría el armazón de los ejércitos occidentales, al menos entre los siglos XI y XIV. Los de aquella época habrían sido esencialmente ejércitos de caballeros enmallados, pesadamente armados e identificados con la élite de la sociedad, que por supuesto luchaban montados. Los demás elementos, en particular aquellos que combatía a pie (lanceros, arqueros, cuadros de infantería cerrada...), habrán sido irrelevantes en un escenario completamente dominad por estos jinetes. Cuando los peones aparecen, se afirma, apenas si se presentan realizando secundarias funciones de servicio o de asistencia a la caballería.
En las últimas décadas se ha matizado bastante esta apreciación, y aunque se sigue considerando que la élite de los ejércitos medievales del occidente cristiano lo constituían los caballeros, la historiografía ha puesto de relieve que en muchas ocasiones aquéllos no actuaban en el curso de las batallas como una caballería pesada, sino que desmontaban y luchaban a pie, formando entonces cuerpos de infantería pesada. Igualmente, cada vez se valora más la aportación militar de las tropas de a pie, que luchaban de manera coordinada con la caballería, ya fuera iniciando l batalla con sus armas de tiro, ya protegiendo con una formación cerrada a los jinetes en caso de retirada, reagrupamiento o envolvimiento.
Además, debemos tener en cuenta que las fuentes literarias cronísticas e iconográficas tienden a centrar su atención en las acciones militares de la caballería, que después de todo formaba el público al que estaban dirigidas aquellas obras, y a minusvalorar o ignorar las protagonizadas por los sectores sociales no nobles, tales como los combatientes a pie o la caballería ligera. Por tanto, es muy probable que las funciones tácticas de la infantería o de los jinetes ligeros fueran más importantes de lo que se aprecia en los escritos o representaciones".
1 comentario:
Evidentemente, no puede ser casualidad un despliegue TÁCTICO con cuatro líneas de combate, infantería en el centro, caballería en los flancos y en la zaga los tres escuadrones ("batallas", se decía en la época) liderados por los monarcas de Aragón, Castilla y Navarra. Esa no es una disposición aleatoria ni improvisada sino el fruto de muchas reuniones, discusiones, reflexiones, patrullas de exploradores para observar las fuerzas del enemigo y su disposición, etc.
Claro, que así se planifica una batalla y así se vence al adversario. Para otro tipo de escaramuza más festiva, pues se invita a los alegres guerreros a que acudan a la explanada del Cofiero durante las próximas Bodas de Isabel. Si es que les dejan sitio las grúas y las hormigoneras, vaya...
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