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" El estudio de las disposiciones acordadas por los dirigentes cristianos y almohaes una vez se hallaron frente a frente en julio de 1212 puede servir perfectamente para ilustrar hasta qué punto la planificación táctica formaba parte del modo de actuación de los comandantes medievales. No obstante, conviene advertir que la batalla de Las Navas no es sino un ejemplo más, aunque sin duda particularmente importante y bien documentado, en el contexto más amplio de las relaciones bélicas entre cristianos y musulmanes en la Península. El análisis del mismo viene a poner de manifiesto que el resultado final de una batalla no dependía en último extremo del valor o arrojo individual del guerrero, ni de la perfección técnica de sus armas, sino de la adecuada ordenación de los efectivos sobre el terreno o de los puntos débiles del adversario.
En todo este proceso, resultaba primordial la manera en que las tropas se dispusiesen sobre el escenario, puesto que de ello iba a depender el orden y el ritmo de los ataques y los movimientos posteriores de las masas de guerreros. A su vez, la disposición de los efectivos sobre el campo antes de iniciar el combate y por supuesto su forma de luchar, estaba en relación con el tipo de armamento y de combatientes predominante en el mismo. En la medida en que dos ejércitos enfrentados presentaran equipos militares, armas y combates diferentes, así también diferirían sus posiciones previas o sus respectivos órdenes de combate".
Por cierto, os habéis fijado que en la ilustración apararece alguien que podría ser de la Mesnada de las tres estrellas. Jeje...
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