jueves, 19 de febrero de 2009

VESTIR AL CABALLERO

Una de las actividades de Fidelis, tanto en las Bodas de Isabel, como en otros eventos y fiestas en las que hemos participado, es el denominado "Vestir al caballero".

En esta actividad vestimos a un ricohombre con su ropa de combate. Explicando el nombre, origen y utilidad de las diferentes prendas y elementos que van vistiendo al guerrero.

En esta edición de las Bodas hemos relizado dos de estas representaciones, una a las 13:30 del sábado, después de la batalla de la escalinata, en la fuente de la misma y otra a las 13:00 el viernes, en la Plaza del Torico.

Quisiera destacar la del viernes en la Plaza del Torico, no porque fueran mejor o peor que la del sábado, porque además ésta última seguro que tuvo más público que la otra, pero si quisiera destacarla, porque en esta ocasión, además de vestir de guerrero al caballero, lo desvestimos previamente de civil, con los ropajes de un noble.








El caballero en cuestión era Don Rodrigo de Lizana, caballero del somontano aragonés, que se encontraba hospedado en Teruel, huyendo de la justicia real, gracias al Señor de Azagra que le brindó acomodo.


El caballero vestía una hermosa saya encordada y bordada, ceñía en su frente un hermoso capiello y un pellote barrado cerraba el rico atuendo del montañés.

Todo esto recitaba y contaba a las buenas gentes que se acercaban a vernos Don Ximeno, de las casa de Cornell, Carlos para los amigos. Bueno esto y mucho más, entre su perfecto desglose de las prendas, citó a Ramón Llul, para regocijo de una visitante del Aragón del este que allí estaba de visita.







Retirado el pellote y el capiello, apareció la saya encordada, ropaje que denotaba la alcurnia de su poseedor.


Una vez fuera la saya, Don Rodrigo se queda "desnudo", que es lo que se conocía entonces cuando alquién se quedaba en pura "camisa".





Debajo de la camisa, los calzones y las calzas, que ahí se quedarán en la conversión del civil al militar.










Aquí ya vemos al de Lizana, con el gambesón que le protegera de los golpes. En la cabeza la crespina de armas, que acabo siendo un tocado civil.


Almófar y loriga, que protegerán de los cortes en el combate.


Sobre la malla, la sobreveste, que señala el linaje del ricohombre en la batalla.


Yelmo, lanza y escudo acaban de completar la panoplia de Don Rodrigo de Lizana.



Ahora a probarse en combate.



2 comentarios:

Axil dijo...

¡Pero habrase visto tamaña infamia! ¡Tenías un pellote terminado, y yo no lo vi!

Karmipoka dijo...

Pues yo me lo pasé más que bien ese día en la Plaza del Torico. Hay que aprovechar más al Doctor Iluminado en estos actos...

(Kar/Karmipoka/Cornel)