domingo, 30 de agosto de 2009

ROMANCE DE GERINELDO.


Este romance está inspirado en una leyenda de origen caloringio.
Esta leyenda narra los amores de Emma, la hija de Carlomagno, con Eginardo.
Es uno de los romances que más versiones presenta.
Hace tres años, una pareja de juglares, en las Bodas de Isabel de Segura en Teruel, nos deleitó con una versión cómica del romace de Gerineldo, me iba por los suelos.
Esta que viene no es cómica, pero como diría aquel, tiene muchas posibilidades...
Ahí va el romance:
─Gerineldo, Gerineldo,
paje del rey más querido,
quién te tuviera esta noche
en mi jardín florecido.
Válgame Dios, Gerineldo,
cuepo que tienes tan lindo.
─Como soy vuestro criado,
señora burláis conmigo.
─No me burlo, Gerineldo,
que de veras te lo digo.
─¿Y cuándo, señora mía,
cumpliréis lo prometido?
─Entre las doce y la una,
que el rey estará dormido.
Media noche ya es pasada,
Gerineldo no ha venido.
¡Oh malhaya, Gerineldo,
quien amor puso contigo!
─Abráisme, la mi señora,
abráisme, cuerpo garrido.
─¿Quién a mi estancia se atreve,
quién llama así a mi postigo?
─No os turbéis, señora mía,
que soy vuestro dulce amigo.
Tomáralo por la mano
y en el lecho lo ha metido;
entre juegos y deleites
la noche se les ha ido,
y allá hacia el amanecer
los dos se duermen vencidos.
Despertado había el rey
de un sueño despavorido.
─O me roban a la infanta
O traicionan el castillo.
Aprisa llama a un paje
pidiéndole los vestidos:
─¡Gerineldo, Gerineldo,
el mi paje más querido!
Tres veces le había llamado,
ninguna le ha respondido.
Puso la espada en la cinta,
adonde la infanta ha ido:
vio a su hija, vio a su paje,
como mujer y marido.
─¿Mataré yo a Gerineldo,
a quién crié desde niño?
Pues si matare a la infanta
mi reino queda perdido.
Pondré mi espada por medio
que me sirva de testigo.
Y salióse hacia el jardín
sin ser de nadie sentido.
Rebullíase la infanta,
tres horas ya el sol salido;
con el frío de la espada
la dama se ha estremecido.
─Levántate Gerineldo,
levántate, dueño mío,
la espada del rey mi padre
entre los dos ha dormido.
─¿Y a dónde iré, mi señora,
que del rey no sea visto?
─Vete por ese jardín
cogiendo rosas y lirios;
pesares que te vinieren
yo los partiré contigo.
─¿Dónde vienes, Gerineldo,
tan mustio y descolorido?
─Vengo del jardín, buen rey,
por ver cómo ha florecido,
la fragancia de una rosa
la color me ha desvaído.
─De esa rosa que has cortado
mi espada será testigo.
─Matadme, señor matadme,
bien lo tengo merecido.
Ellos en estas razones,
la infanta a su padre vino:
─Rey y señor, no le mates,
más dámelo por marido.
O si lo quieres matar
la muerte será conmigo.
Aunque los desenlaces son múltiples, en las diferentes versiones, suele predominar este símbolo de amor eterno.

2 comentarios:

Capitán dijo...

Desconocía el romance, muy interesante dados los tiempos que corrían.

JESUS FIDELIS dijo...

Eran unos picaruelos estos juglares.
Este romance tienen multitud de versiones, algunas de ellas incluso hacen un "mix", con el romance del Conde Olinos.