jueves, 21 de mayo de 2009

Reflexiones sobre Peracense 2009.


Escrito por Enrique Villuendas:

"Estimados compañeros y amigos...

Para evitar malos entendidos si los hubiere, y desde el más profundo respeto y amistad hacia todos aquellos que han compartido mesa y campo de batalla con nostros en mil eventos por toda la geografía aragonesa (y más allá), me gustaría comentar algo que no por ya sabido conviene recordar a todos cuantos tengan intención de acompañarnos este año al castillo de Peracense.

Como ya sabéis, este evento tiene un carácter marcadamente distinto al de la gran mayoría de los eventos a los que solemos concurrir todos. No pretende ser una jornada medieval al uso (como pueden ser Moyuela o Anento), ni la recreación de un acontecimiento puntual (como en Caspe o en Daroca), ni tampoco un encuentro multiépoca (como Santes Creus o Ciutadilla).

Según hablamos todos en la última edición, el espíritu de Peracense es puramente recreacionista y, por tanto, su fondo es la coherencia y el rigor histórico en la vestimenta, los complementos, los utensilios de la vida cotidiana, los pabellones y las armas (si fuesen necesarias) de los participantes.

Queremos decir con esto que las exigencias que se plantean en él no pretenden rechazar a nadie en absoluto, sino precisamente ayudarle en la evolución de su equipo al ofrecerle la oportunidad de seguir unas normas que sirvan de acicate y de orgullo en esa evolución que todo recreacionista medieval creemos que debe marcarse como meta.

El evento de Peracense no está en absoluto reñido con la diversión, con los momentos de ocio, con la charla amistosa, la cerveza, el hypoccrás, la camaradería, el intercambio de consejos, los talleres de diferentes disciplinas (arquería, herrería, caligrafía, sastrería, elaboración de cotas de malla, esgrima e incluso cocina... ¡y canto, si se tercia!).

Lo que no pretendemos que tenga cabida en Peracense es la idea de que "todo vale" si tiene aspecto medieval, con tal de pasar unas buenas jornadas... y quedarnos sólo en eso.

Nadie tiene la obligación de asistir al evento, y a nadie se va a menospreciar, por nada del mundo, si tiene la valentía de reconocer que no está preparado aún para cumplir sus exigencias. Al contrario: esa sería una actitud digna de admiración, una excelente prueba de madurez que puede servir de acicate -como ya hemos dicho- para evolucionar en un futuro a medio y largo plazo.El evento del castillo de Peracense tiene la pretensión de ser una piedra de toque, un espejo en el que verse reflejado como recreacionista medieval, un motivo para que los sucesivos grupos participantes en él puedan en adelante decirse con legítimo orgullo: "Nosotros estuvimos en Peracense el año pasado".

Y cuando digo "legítimo orgullo" lo digo con todas las consecuencias: orgullo por haber sido capaces de mejorar, de evolucionar, de recrear la Edad Media del modo más fiel que la distancia cronológica, ideológica y material nos permita.

Este tipo de evento es algo que consideramos que falta en los antiguos territorios de la Corona de Aragón y es una oportunidad única para empezar a planteárnoslo con seriedad.

Esperamos y deseamos que todos seamos capaces de estar a la altura de las circunstancias... "

2 comentarios:

Vergónides de Coock dijo...

Gente si yo viviera entre ustedes me mando con ustedes si o si; los veo bien. ¡Viva el Perú, carajo! Suerte.

Herodoto dijo...

Esta reflexión mía se debe al temor a que se produzca en esta convocatoria de Peracense'2009 el peor de los malos entendidos; el malentendido de que quien no cumpla la normativa establecida para este evento puntual, será rechazado en adelante y no podrá participar en ningún otro evento con nosotros...

Nada más lejos de nuestra intención.

El evento de Peracense tiene unas normas, y esas normas -que no nos hemos sacado de la manga por las buenas, sino que fueron consensuadas, discutidas y aceptadas durante la última edición, en el 2008- son SOLO para Peracense. En cualquier otro evento al que podamos acudir o que podamos convocar regirán las reglas establecidas para ESE evento, si es que hay alguna.

No se trata de rechazar a nadie, se trata de ayudarle a verse a sí mismo como recreacionista. La idea que emana de Peracense es la de que quien concurra al evento, sea particular o grupo, lo haga consciente de que va a dar lo mejor de sí y, por tanto, sea capaz de prepararse convenientemente para ello.

No nos interesa que venga muchísima gente al evento (entre otras cosas prácticas, porque no hay sitio), sino que venga gente concienciada, gente que se tome nuestra afición en serio, que no estén convencidos de tener un equipo estupendo por llevar espada al cinto y casco en la cabeza, sean de la época que sean.

No necesitamos escuadrones de nobles impecablemente vestidos, de bravos mesnaderos, de soldados armados con manguales y de arqueros con ballestas... Necesitamos variedad, necesitamos soldados, sí, pero también gentes de civil: herreros, sastres, escribanos, damas, caballerizos, freyres de las órdenes militares, capellán, siervos...

Pondré, para terminar, un ejemplo basado en mis propias convicciones:

Soy un Fidelis Regi. Soy el barón Aznar Pardo, Mayordomo del rey mi señor don Pedro II y Jefe de la Casa de Pardo. Y sin embargo no iré a Peracense vestido de noble, sino de burgués, de cronista, escribano y secretario del señor don Ruy de Urrea. Porque no es normal que se junten en el mismo castillo doce nobles con todos sus pertrechos, criados, monturas, pabellones, armeros. Asumiré el rol del Secretario de un ricohombre porque la coherencia del evento me lo exige y porque mi vestimenta militar adolece de algunos fallos que no tienen cabida en un evento como Peracense...

A eso me refiero cuando hablo de convicción y de coherencia. A eso me refiero, en definitiva, cuando hablo de Peracense.

Solo espero que todo el mundo lo entienda.