lunes, 9 de marzo de 2009

TENSAR LA CUERDA.


Normalmente en las relaciones humanas, tanto en el ámbito laboral, profesional, amateur, en un proyecto... podemos encontrar diferentes partes.


Partes que tienen un cometido, una función ó una razón de ser.


Los problemas entre estas partes, pueden aparecer por diversos motivos, múltiples motivos, ya que el peso de la responsabilidad, la exigencia del desempeño u otros factores propician el nacimiento de puntos de fricción, de rozamiento, o de desencuentro.


Por eso, las partes involucradas en un trabajo deben de estar dotadas de un lider, o lideres que sean capaces de lubicar estas fricciónes, que surgen espontáneamente, sin necesidad de provocarlas o crearlas.


La naturaleza humana es la que és y da lugar a estos problemas de comunicación, entendimiento o competencia (bien por la intromisión de uno en el campo del otro, bien por omisión de las responsabilidades del uno o bien por el ninguneo por parte del otro).


Si se habla con directores de proyectos, responsables de recursos humanos, directores de equipos (de cualquier disciplina), todos coincidicrán que la gestión humana y del concepto "inteligencia emocional", es la más complicada, y que se necesita mucha mano izquierda, muchos conocimientos y unas muy buenas actitud y aptitud.


Un mal director comercial, puede destrozar un equipo comercial en un abrir y cerrar de ojos, si es incapaz de atemperar ánimos, de ser ecuánime, de ser RESPONSABLE CON SU LIDERAZGO.


Pues bien, si vemos que las fricciones, los desencuentros, surgen de manera expontánea en cualquier agrupación de personas o de equipos, el encontrarnos con alguien que las promueva de una manera deliberada, causa estupor, indignación y cuando menos, sorpresa. Está claro que sus intenciones están muy alejadas del objetivo común, por el que en teoría luchan las diferentes partes.


Cuando vemos a los líderes de una de esas partes involucradas en un proyecto, "tensar la cuerda" deliberadamente, está claro que su liderazgo es nefasto y nada bueno se puede esperar, sólo más crispación, más tensión y en última instancia, que no se consiga la meta, por la que todas las partes se afanan.


La actitud de tensionar es siempre una mala actitud, salvo que se busque destruir, quizás con la esperanza de salir de las cenizas para erigirse en salvador y director de la nueva era. Sólo así es comprensible.


Pero claro, el que adopta esta postura debe encontarse con que la otra parte le mantenga la tensión, entre al trapo, tenga miedo de perder a esa parte. Es cuando el "tensor" se siente poderoso, realizado, importante.


Pero... ¡AY! ¿Si la otra parte no entra en el juego? ¿qué pasa?... ¡nada!...nada para el conjunto de partes que siguen luchando por ese proyecto común, incluso esa tarea conjunta puede verse beneficiada, con la desaparición de ese lastre que hacía perder parte de las energías y recursos en ese duelo absurdo.


Duelo, muchas veces de egos, en que los líderes se olvidan de su parte, de su cometido y sólo se acuerdan de lo importantes que son ellos para la causa.


La mejor respuesta a este tipo de actitudes irresponsables y dañinas para el conjunto de las partes y para el fin mismo, es verles el órdago, devolverles la cuerda, no entrar en estirar la cuerda que ponen ahí para tensarla hasta el infinito. Se quedan desarbolados... no me necesitan, no cuentan conmigo...me ningunean...


Y así, pensando, pensando, la parte tensora, destensada y en evidencia no tiene más recurso que la soflama facilona, la difamación de las otras partes, la de erigirse en víctima.


¡Pobre víctima! ¡Qué mal jugador de mus!


Si lanzas un ordago y lo pierdes no vale descalificar a la otra pareja, lo has lanzado, has perdido, levántate con dignidad y paga los cafés... no emponzoñes y trates de que la parroquia mire mal a los que te han aguantado el ordago y te lo han ganado.


10 comentarios:

Herodoto dijo...

Interesantísimas reflexiones, que se tornan más inquietantes cuando además el lider de un grupo es falto de carácter e incapaz de tomar decisiones importantes sin antes consultar a quien no debe, conspirar bajo mano, escuchar a quien le calienta los oidos y dejarse influenciar para tomar finalmente una decisión que ni es la correcta ni conduce a nada más que a dar una nueva vuelta de tuerca que tense todavía más la situación y acabe por romperla en el peor sentido posible...

Axil dijo...

Moderación, maese Herodoto, moderación...

Herodoto dijo...

¿Moderación? ¿Acaso he mencionado a alguien aquí? Si alguien se da por aludido es problema suyo...

Axil dijo...

No, maese Herodoto; estáis empleando un argumento falaz, y lo sabéis sobradamente. Dicho de otro modo, estáis contribuyendo a tensar la cuerda que decía mi señor Jesús. Tal vez con razón, tal vez no (argumentos en los que no quiero entrar, porque ni conozco los detalles, ni tengo intención de tomar partido entre grupos formados por gente a la que respeto y admiro)

Pero creo que todos deberíais dejar de desperdiciar las oportunidades de no lanzar puyas a los demás. Y mire vuestra merced, que en este caso ni siquiera sé quién exactamente tiene la etiqueta de "los demás", que tan perdido estoy y tan inexperto soy, que tan solo veo puyas voladoras buscando cuellos aludidos o aludibles. Y que me parece que todos deberían seguir el buen consejo de Jesús y aflojar un poco los cabos; que a fuerza de tensar el velamen y forzar las arboladuras, se corre el riesgo de que los mástiles se partan y las naves de toda la flota queden al pairo, o, aún peor, zozobren.

(¿Y cuándo aprenderé yo a cerrar la bocaza y no meterme en estos embolaos cuando nadie me llama, digo yo?

Atho de Fozes dijo...

Que buenas razones expresa mi señor armero... desde luego demuestra usted no solo saber usar bien el cincel y la gubia, sino tambien el papel y la pluma.
Mas no dejo de estar de acuerdo tambien con la reflexion del buen Herodoto, que muchos son los que se presentan en sociedad, pero los que manejan los hilos de sus marionetas no siempre estan presentes.
De todos modos, abogo por esa moderación, y sobre todo, por evitar la desarboladura de las naves....que luego cuesta mucho arreglar los palos.

JESUS FIDELIS dijo...

Este es el ejemplo palpable, de que personas de buena fe, pueden llegar a tener un pequeño desencuentro, siendo que tienen miras similares y me consta, grandes valores personales.
Esta entrada va precisamente a aquellos que en lugar de apaciguar o sortear lo que irremediablemente les va a llegar, tensan más la situación para satisfacer un interés bastardo.
¿Qué pensaríais de mi, si en lugar de adoptar una posición racional e incluso concialiadora, quitara la razón a uno, se la diera a otro, y además con infundias.
Y para seguir le dijera a Herodoto que no se fiara de Axil, que fijae tú lo que va diciendo de tí por ahí, o viceversa.
Pues como poco que soy una mala persona.
Ya no os digo nada si lo que busco es que uno de los dos (aquel por el que mentido deliberadamente), me invite a merendar a su casa.
Entonces es que lo de mala persona se quedaba corta.
Pues mas o menos a eso me refería.
Y no va por ningún grupo de recreación, sino por otros derroteros, que ellos saben bien a qué me refiero, pues amablemenre ponen enlaces a mis entradas en apartados oscuros de su foro federal. Tan majos ellos.
Un día con unas cervezas o unos alicates en la mano te lo explico Axil.
Y gracias por templanza y por atemperar los animos.

Axil dijo...

¡Por favor, no creo que esto llegue ni siquiera a la categoría de "pequeño desencuentro"!

¡Nada más lejos de mi intención que tener desencuentros con mi señor Herodoto, más bien todo lo contrario: estoy deseando que volvamos a encontrarnos para disfrutar de su gratísima, ilustre e ilustrada compañía!

Queda apuntado lo de las cervezas y los alicates (que no son incompatibles, ni entre sí, ni con una buena charla; aunque según se acumulan las cervezas tiende a disminuir el porcentaje de anillas bien hechas)

Herodoto dijo...

Pido mil disculpas, mis señores, pues todos tenéis vuestra parte de razón. Por mi naturaleza soy hombre fogoso y temperamental y hay situaciones y personas que me sublevan hasta límites insospechados. Sé perfectamente que nobleza obliga y que no debería mostrar de forma tan sangrante mis opiniones, pero llevo demasiado tiempo tragando quina y aguantando el temporal (quienes bien me conocen, lo saben) y toda rama, por gruesa que sea, acaba quebrándose y mostrando inconveniencias.

Desde luego, maese Axil, podéis tener por seguro que está muy lejos de mi ánimo mostrar el más mínimo atisbo de ofensa o desencuentro hacia quienes tanta muestra de amistad y camaradería nos han brindado como vos y otros muchísimos amigos y compañeros de mesnada, y lamento profundamente haberme calentado siquiera un poquito con vos por vuestras -por otra parte- tan sabias recomendaciones de moderación y templanza, que son virtudes que deben adornar a toda alma que se quiera noble y leal.

Quisiera, por tanto, disculparme públicamente con quien corresponda por si hubiese resultado ofensivo en exceso, pero también me gustaría reiterar que mucho es ya el tiempo que siento cómo me hierve la sangre y a veces resulta muy difícil mantener la compostura debida.

Axil dijo...

Maese Herodoto, éste último comentario vuestro no sólo os llena de la más noble grandeza, sino que os hace acreedor de al menos un par de bebidas a cuenta de mi bolsa en nuestro próximo encuentro.

Herodoto dijo...

Pues naturalmente que os agradezco sobremanera el cumplido y os tomo la palabra, que una bebida fresca y en buena compaña no se le desprecia a nadie y mucho menos a un amigo y hermano de armas.