miércoles, 12 de noviembre de 2008

Santiago al mar.


El otro día escribió mi hijo una poesía, tiene seis años, el 22 de noviembre cumplirá los 7.

La hizo de manera espontánea, sin circunloquios... es bonita:

"El mar tiene olas tranquilas y saladas
da calamares, perlas, caracolas y conchas.
¡Ay qué triste irse del mar!
Sin él no habría marineros, ni barcos
con las gaviotas el mar es más bonito, y sus peces
el mar lo necesitamos para nadar, navegar y pescar".
A esta poesía le respondío con otra su profesora:
"Te gusta mucho el mar
tanto como al camalar
a las conchas, a las gaviotas
y también al cormorán.
Lleno está de marineros
que surcan la mar
con sus barcos pesqueros
que salen a navegar.
Vuelve siempre a la orilla
cuando quieras sentirte feliz
y piensa en las sirenas
que te irán a recibir".
Pues eso deseo yo, que sea feliz, a la orilla del mar o donde quiera que se encuentre y que siga siendo un poeta y que con sus ojos de niño siga descubriendo las cosas que a los mayores se nos pasan. De él es el futuro y de los demás niños, que lo construyan tan bonito como sus versos.




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