sábado, 19 de septiembre de 2009

Luna. 7 y 8 de noviembre de 2009.


Era el año de nuestro Señor Jesucristo mil doscientos y setenta.

Yendo un día de paseo por la zona de Biar, al llegar a Onteniente, se acercaron al séquito real de Jaime I, dos hombres de Zuera, los cuales con gran algarabía y golpes de pecho narraron cómo en una emboscada que hizo Don Artal de Luna con caballeros y peones mató a veintisiete hombres de dicha villa.
Ante esas noticias y al constatar de nuevo que los aragoneses no pedían la venia real para apañar sus asuntos, volvió el rey a Valencia y de allí a Aragón para poner orden en sus tierras y meter en cintura a los contumaces y cabezones ricoshombres de Aragón que hacía como popularmente se dice “de su capa un sayo”, y únicamente se debían a sus fueros, dejando de lado a la justicia del rey y al poder de la corona.
Fue citado en Zaragoza Don Artal de Luna, pero sólo a la tercera citación del rey se presentó, de manera que se promovío la demanda y el pleito de los de Zuera a causa de los hombres que había matado en aquella celada.
Pero latente en la relación de Jaime con sus súbditos estaba la relación con sus hijos Pedro y Ferrán. El primero demasiado volcado en los intereses de tierras del Langedoc y el segundo convertido en adalid de la nobleza aragonesa.
El Conquistador pasó varios meses controlando a unos y a otros y preparando un escarmiento en Luna, pues según palabras del propio monarca:
─¡La quimera no es plausible en el arte de la política!¡Ni la desobediencia a Roma!
Los escribanos de la cancillería real comenzaron noviembre redactando más cartas. En unas el monarca citó a los caballeros en honor y a los concejos en distintos sitios. En otras ordenó hacer saetas de estribo y de dos pies a los bailes. Nunca la corona se había armado tanto contra sí misma.
¿Qué era de los vasallos del rey de tantas glorias?
Tras convocar a la mesnada aragonesa, entre otros a los hijos de doña Teresa Gil, don Jaime fue contra Luna.
El castigo contra Artal de Luna debería tener categoría de ejemplar.

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