Un favor se le hace a un amigo...

−¿Cómo dices?... Sí hombre, sí, no hay problema. Que tienes que irte un momento para unas compras de navidad que te quedan, no hay problema hombre.

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− Calamidad, que eres una calamidad. Claro, lo dejas todo para última hora y ya se sabe, te cae una guardia que no te espera y zas, Ingrid sin su regalo de reyes... Ah ya!, que vosotros no sois de reyes porque os pilla algo lejos oriente, pero que lo celebráis porque es más tarde y a ti te da para hacer más guardias y sacas algo más... vale, vale, pero tampoco me lo vayas a contar todo, que tampoco nos conocemos de hace tanto tiempo.

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−Que sí hombre que sí, que iba a hacer yo sino, si aquí no conozco a nadie, anda vete, vete y cómprale algo chulo a Ingrid, pero chulo, chulo, que vosotros los nórdicos sois bastante siesos, estírate hombre, que ya harás más guardias este año que entra y lo compensas. Pero oye, a mi no me dejes ni el morrion, ni el fusil que me da grima y como me vea tu sargento nos manda al castillo más húmedo de toda Dinamarca y entonces si que olería a podrido pero bien, yo con una gabardina gris que me dejes para disimular vale.

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−Anda vete agonías, ¿qué va a pasar?... que te espero, ya me quedo yo y voy haciendo la guardia pierde cuidao...pero oye, esto luego ya sabes...luego no te me hagas el sueco ¡eh! que con esto de la cercanía todo se os pega y no nos acordamos de Santa Bárbara hasta que truena.