martes, 23 de diciembre de 2008

ALFREDO EL GRANDE



El otro día compré este libro, envuelto en algo de polémica pues Landa reparte a diestro y siniestro.
Yo lo he leído y a mi me ha encantado, también es cierto que yo tengo debilidad por este hombre, por este actor.
Le he visto en infinidad de películas y forma parte de nuestra memoria cinematográfica, no en vano bautizó un estilo de cine (frase muy manida en la presentación del libro), el landismo.
Perseguidor por antonomasia de suecas, encarnaba como bien dice Reverte el español de infantería.
Navarro hasta la médula, gran jugador de mus, incluso tiene un carnet donde advierte que la persona poseedora del mismo es un genio en ese juego y que sirva como advertencia a su oponente. Llano, y de agradable conversación.
Yo además tengo una anécdota con él, para mi muy entrañable y agradable.
Hace unos cinco años, un distribuidor de las máquinas que yo comercializaba, me invitó a comer en una sociedad gastronómica de las de postín en Pamplona, Anapardi.
Allí fuimos y como es habitual el agasajador preparó una estupenda comida, con chuletón, como no podía ser de otra manera.
Estando allí entró un grupo de gente, algunos de ellos saludaron a esta persona, entre ellos estaban Alfredo Landa y Jose Luis Garci (sí, sí, el oscarizado), ellos bajaron a una sala de abajo mientras nosotros acababamos nuestro chuletón, luego vino el café y un buen whisky de malta.
Una vez acabamos nos comentó el distribuidor si nos apetecía tomar un café con los de abajo, a lo que le contesté que me encantaría saludar a Landa, dijo que haría algo más que saludarlo pues era habitual de la sociedad y no habría problema, además acababa de aparecer un orfeón y empezaron a cantar unas preciosas canciones que hicieron más agradable si cabe la velada.
Así que dicho y hecho, bajamos, me presentaron a Alfredo que me obligó a tutearlo y mantuvimos una divertida conversación sobre la canción aquella de "el aldeano tiró la piedra, tiró la piedra y no la encontrooooo...", en fin divertidísimo e incluso algo surrealista. Pero desde luego la velada inolvidable y la sensación que me causó el actor como persona insuperable.
Os dejo un pasaje del libro, que además me ha recordado una situación vivida por Fidelis:
Cuenta que Summers iba a hacer una película de un tema muy actual que se titularía "no somos de piedra" y...
"Cuando comenzó a correr la voz de que Summers preparaba esa película, López Vázquez me hizo la trapacería que te comenté de pasada al principio de estas charlas. El Morito (así llamaba Landa a Jose Luis López Vázquez) sabía que el papel era para mí, pero le faltó tiempo para llamar a Summers y decirle que el proyecto le parecía tan extraordinario que quería ser el protagonista. Y que se ofrecía a hacerla por debajo de su caché. Por nada, por cuatro chavos. Gratis incluso.
−Pues lo siento horrores , Jose Luis −le contestó Summers− porque yo la he escrito para Alfredo, y la hará Alfredo aunque venga Charlot a ofrecerse.
Summers colgó y me llamó enseguida para contármelo.
−..para que veas cómo está el percal.
Ya puedes imaginarte cómo me sentó, sobre todo porque en aquella época López Vázquez era una primera figura, que hacía protagonistas a espuertas. Aquello era robarme el papel de la manera más inicua. No tenía ninguna necesidad de hacerlo. Le llamé y le dije todo eso y más. Se quedó mudo. Luego empezó a hablar a la carrera, nerviosísimo. Que no, en absoluto, que eso era era un malentendido, un in-fu-dio, así, como hablaba él en las películas."
La pena es que nosotros no contabamos con un Summers que actuara con ética y cumpliera su palabra, y el otro no era una primera figura aunque lo pretenda.

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