El 25 de octubre de 1.415, un contingente inglés liderado por Enrique V, en una clara desventaja numérica y de equipamiento, libró una encarnizada lucha, sobre un terreno fangoso e impracticable.
Contra todo pronóstico, las armas inglesas vencieron sobre la flor y nata de la caballería francesa, hallando la muerte en tan cenagoso campo muchas de las más ilustres familias nobiliarias francas.
Hay pocas batallas, que como Agincourt gozan de tanto renombre, quizás tuvo algo que ver William Shakespeare con su obra Enrique V, y aquella mítica soflama sobre el día de San Crispín.
Bernard Cornwell, de nuevo nos hace vibrar con un relato épico, lleno de ruido y furia, como dice la propia sipnosis del libro.
La historia se narra desde la mirada de un jover arquero Nicholas Hook, quién sabe si quizás tataranieto de aquel otro Hood de los bosques de Sherwood.
La novela es extensa, pero se lee rápidamente, la descripción de la batalla, sanguinolenta, vibrante.
Desde luego muy, muy recomendable, está claro que este Bernard, sabe lo que se escribe.
3 comentarios:
"Contra todo pronóstico", las narices. Si el tiempo no hubiese sido atroz, si el campo de batalla no hubiese estado embarrado, si los caballos no se hubiesen clavado en el cieno hasta el pecho, si la carga de caballería gala hubiese llegado a las líneas inglesas (tirar en tropel a un blanco fijo está chupao), hubiésemos podido ver el culo de los arqueros en todo su esplendor.
¡Tanto Azincourt, tanto Azincourt, hombre ya!
Jajaja, ¿te han hecho algo los arqueros?
¿a mí? No, nada... ¿por? :P:P:P
(¡TRAIDOOORRRR! :D:D:D)
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