sábado, 18 de julio de 2009

Anento resiste.

Estamos en el año 1.362, primavera muy avanzada, todo el sur y oeste de Aragón está ocupado por las tropas castellanas de Pedro I,...¿Toda? ¡NO! Un pequeño bastión aragonés resiste todavía y siempre al invasor, el castillo de Anento no ha caído y no caerá.
Se han perdido ya las plazas de Calatayud, Ariza, Maluenda, Tarazona, Añón, Borja y Chodes.
También Cariñena ha sido devastada. Sus habitantes, terriblemente mutilados, por el rey castellano, al que no en vano le denominan "El Cruel".
Anento y a su lado Daroca, resisten el embate de las tropas enemigas, si caen, Zaragoza estará a merced de los castellanos.
Una exigua guarnición resiste tras los muros de Anento, allí se han refugiado de la furia enemiga otras tropas huyendo del desastre.
No esperan clemencia, saben lo que les depara el caer en manos de Pedro I, los castellanos asolan todas las poblaciones a su paso. Sólo desean cumplir con su deber, ser el freno de la invasión y luchar, codo con codo, con el compañero de al lado y no reblar, no reblar hasta que la parca los arranque de los muros de esa fortaleza, que no ha de caer.
¡ANENTO RESISTIRÁ!


1 comentario:

  1. Atacó Castilla a Anento

    (Romance)

    “Oídme bien, mis senyores
    e damas desta compaña
    cómo fue la villanía
    de las tropas castellanas
    que aquesta villa de Anento
    con fuego e sangre asaltaran
    e cómo deste lugar
    las llamas se apoderaran.

    Mediaba en aquellos tiempos
    el siglo de la Gran Peste
    e Pedro el Cruel de Castilla,
    con sus mesnaderos fieles,
    con sus ingenios de asedio,
    y las lanzas de sus huestes
    sembraban en nuestra tierra
    plantíos de negra Muerte.

    Atacó Castilla a Anento,
    mas viendo los de Aragón
    su fortaleza en peligro
    se aprestaron con ardor
    a defender la muralla.
    Viendo el Cruel que su tesón
    no era capaz de rendilla,
    en grande furia montó:

    “¡Malditos aragoneses,
    esta Anento ha de ser mía!”
    E mandó prender antorchas
    e dirigióse a la Villa
    do, aterrados, los villanos
    con sus familias huían.
    Cabalgando por las calles
    las convirtió en una pira.

    Desde lejos en su marcha
    vieron los de Anento arder
    el casal de sus mayores
    huyendo campo a través.
    Ved, señores, que la guerra
    siempre les viene a traer
    a aquellos más inocentes
    mil lágrimas que verter.”

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